Si, he aprendido a confiar en el viaje, así me haga derramar una que otra lágrima o me haga preguntarme muchas veces: "¿para qué estaré pasando por esto?" No es fácil porque, culturalmente, queremos tener control de todo y al no lograr solucionar, aparece el desgaste, el agotamiento. En el momento en que uno reconoce que hay cosas que no se pueden controlar y se deja llevar, las soluciones aparecen como si fuera magia.
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