lunes, 11 de febrero de 2019

Saberse aceptado

Me encanta cuando Ramsés engancha sus patitas a mi muñeca y mis dedos; no es a cada rato (es gato), sino cuando le sale el forro. Lo hace para dormir; si trato de desengancharme, aprieta un poco sus patitas y frota su nariz contra mi brazo. Eso me encanta...me siento aceptada; cero peos, cero rollos. Le gusta morder, también, pero he leído que es como expresan amor.

A este muchachito lo acogí en mi hogar en abril del 2017. Llegó pequeñito y medio espelucadito y hoy es un bebé grande, todo buen mozo y muy peludo, con unos ojos preciosos que cambian de color dependiendo de la hora. De pequeñito dormia en el cuarto, pero ya desarrolló su modo "locura" (como lo llamo yo), que se activa a partir de que cae el sol...y le toca dormir afuera.

Con él estamos aprendiendo a estar sabiendo estar, sin agobiar; acompañando, apoyando, libre de juicios (eso me encanta).

A todos, sin excepción, nos hace bien saber que somos/estamos bien como somos. Los peludos son tremendos maestros en ésta área.

Este post está algo disperso...simplemente expreso lo que siento...y, sí, ando algo dispersa.

Pérdidas

Ayer falleció el esposo de una hermana de vida; hoy en la madrugada, una tía, hermana de mi papá. Definitivamente que no importa lo que uno haya estudiado sobre la muerte, ni que uno esté claro en que es lo más seguro que cualquier ser vivo tiene, duele, duele que jode. Personalmente, creo en la reencarnación, creo en que existe una vida después de ésta y hoy me siento derrotada, con el corazón arrugadito porque nada de lo que sé me previene de sentir la tristeza inmensa que siento...creo que la partida de alguien no se supera; uno continua su diario caminar reaprendiendo lo que pensaba que sabía y sentía. Cuando murió mi mamá, la pérdida más dura que me ha tocado afrontar, me hice la promesa de reprender a recibir la muerte como el paso lógico, si se quiere, de una vida bien vivida. Así la entiendo y la recibo, pero duele que jode. Y acabo de entender que no hay nada que pueda hacer, decir o reaprender para que no me duela.