sábado, 24 de septiembre de 2016

Edificando mi mejor versión

Hoy, hace exactamente 1 año, murió mi mamá. No me gusta usar la palabra morir porque es tan definitiva, pero así es nuestra cultura. Creo en la reencarnación, creo en que el alma trasciende, creo en que el amor trasciende y perdura, pero cuando uno pierde a un ser amado tan de repente, uno se pierde, el dolor lo llena a uno; es difícil comprender que morir es simplemente una etapa de la vida, así como nacer, solo que en ese estado, nada tiene sentido. Mami siempre decía que ella quería irse de un solo golpe, que no quería estar en una cama ni ser carga para nadie y Dios la complació. Por esto estoy sumamente agradecida. Mi mami fue la mejor de las madres, excelente amiga, gran pana compinche y cómplice...con su partida partieron muchas Elenas. El aprendizaje es para quienes aquí nos quedamos...¿Fácil?  No, porque yo quedé como perdida, como en hibernación, como en mínimo...huérfana...me sentí muy sola al principio...he crecido/evolucionado...he aceptado muchísimas cosas y no ha sido fácil. La inmensa cantidad de patrones/creencias/estructuras que he derrumbado y continuo derrumbando me  están haciendo reconocer y disfrutar de lo que me da bienestar. Me dí cuenta de que me sentía responsable y protectora de muchos y eso no es así; por eso tantas decepciones. Sacudirse este poco de cosas me ha costado, pero se puede; es más, es un proceso continuo...cuando me di cuenta que yo y sólo yo era responsable de tantas decepciones, lloré mucho...todavía lloro. Es un camino medio empedrado, lleno de autoconocimiento y sorpresas; es un camino positivo que, aunque comenzó con el suceso más difícil que me ha tocado vivir, me ha ido mostrando facetas de mi ser que ni sabia que existían. Me siento orgullosa de quién soy y como soy; mi mamá me dejó con los mejores valores del mundo.

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