jueves, 10 de agosto de 2017

Mi mamá

Ya se acerca el segundo aniversario de la partida de mi mamá...parece mentira: 2 años. Se dicen fácil. Pega, pega ful. Simples cosas como sacar algo de su closet o de sus gavetas es una tarea emocional de muchas lágrimas, de pedirle permiso porque son sus cosas y a ella no le gustaba que le registraran sus corotos. Ir a la Ollita o a la Opera me cuesta un montón; eran nuestros sitios favoritos para compartir un rato (en la Opera compartimos un cafecito un par de días antes de que partiera.) Para muchos lo que expreso pudiera ser una tontería, pero éstos son procesos TAN personales y que duran el tiempo que tienen que durar. Uno se transforma, cambia, para bien debo decir (si, independientemente de que me hace mucha falta mi mamá, su misma partida me hizo descubrir rasgos en mi que ni siquiera sabía que tenía.) La muerte es una transformación tan natural y tan parte de la vida, pero que vemos y manejamos con dolor y culpa y sufrimiento, por parámetros sociales y culturales que todos tenemos. Debo aclarar que me siento mejor; se que estuve perdida por meses y medio desquiciada también (así me sentía.) Honestamente no sabía que hacer con el dolor que sentía; yo no estaba preparada para manejar algo así,  imposible de palpar pero que se siente hasta con los huesos.  Ya soy yo, diferente, pero yo. Es un dolor que transforma y se transforma.

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