sábado, 12 de marzo de 2016

La vida...

Esta es una reflexión a la que vengo dándole vueltas desde que murió mi mamá. En este transitar que llamamos vida,  lo más normal del mundo es que alguien se muera, ¿verdad? Si,  porque es parte del proceso al que llamamos vida. Lo que yo creo que no es normal es la forma como se nos ha enseñado a través de las generaciones a ver,  a aceptar,  y a sentir este trayecto llamado vida.

En nuestra cultura, la vida puede o está llena, definida o aceptada como sufrimiento,  como dura, difícil; todo es una lucha. Si me lo preguntan, está llena de una gran cantidad de condicionamientos, restricciones  más todos los miedos con los que la vivimos.

Personalmente y por mi propio bienestar, trabajo en mi para evolucionar estas creencias.  Con la partida física de mi mamá, mi proceso de evolución se aceleró...todo ha sido concentradito, apuradito y como sin respiro. No, no me estoy quejando; si se está dando así,  es porque así debe ser para mi evolución.

Mi definición de muerte, desde hace mucho tiempo, ha sido que es un cambio de vibración, una transformación a un nivel de consciencia mucho más elevado. Sigo consciente de esto y ahora más. Lo que no aprendemos es a comprenderlo con el corazón y con el alma...y por eso duele, duele mucho...hago mi mejor esfuerzo para asimilarlo de la forma como lo defino...

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